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El batacazo de la derecha en las elecciones regionales de este domingo, cuando consiguió solo una de los 16 gobernaciones de Chile, supone un nuevo mazazo para el presidente Sebastián Piñera, quien tendrá que lidiar los últimos meses de su mandato con una oposición fortalecida.
La centroizquierda, que llevaba años perdiendo adhesión, especialmente tras su derrota en las presidenciales de 2017, fue la gran ganadora de los comicios al hacerse con 10 regiones, entre ellas la Metropolitana, donde se ubica la capital y viven 8 de los 19 millones de habitantes del país.