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Una brutal masacre terrorista, aparentemente causada por los remanentes de Sendero Luminoso en una remota y selvática región de Perú, irrumpió con toda crudeza en la polarizada campaña electoral del país andino y trajo a la memoria los episodios de la descarnada violencia política de décadas pasadas.
Fuentes del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas confirmaron el asesinato de 14 personas – otras elevaron las víctimas a 18- entre ellos dos menores de edad cuyos cuerpos habían sido calcinados, en un remoto poblado en el selvático Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM).